Constanza II de Hohenstaufen (1230-1307), también conocida como Constanza Augusta Emperatriz Romana de Oriente. Hija ilegítima de Federico II y de Bianca Lancia. No confundir con Su sobrina, llamada igualmente Constanza, hija del primer matrimonio de Manfredo, casada con el infante Pedro de Aragón, hijo de Jaime I y futuro Pedro III de Aragón.
Su padre, por necesidades de alianzas, la casó a la edad de 14 años con el emperador de Bizancio Juan Ducas Vatatzés, conocido como "Vatacio el Herético", cuando éste tenía 50 años. A la muerte de Vatacio fue solicitada por Miguel Paleólogo, quien había reconquistado Constantinopla. Constanza resistió varios años a las pretensiones de Miguel, hasta que su hermano Manfredo nuevo rey de Sicilia, la requiere para su patria. La desdichada emperatriz llega justo a tiempo para recibir la noticia de la muerte de su hermano en la Batalla de Benevento. Junto con su cuñada, la segunda esposa de Manfredo, Helena Angelina Doukaina, y sus cinco sobrinos, han de huir y refugiarse en el castillo de Hohenstaufen en Lucera, defendido por sarracenos que habían estado al servicio de Federico y seguían siendo fieles a su memoria. Tras ser conquistado el castillo, la familia es conducida a prisión donde su cuñada pierde la vida al cabo de cinco años de cautiverio. Al no representar la emperatriz ningún peligro para la dinastía de Anjou la dejan en libertad.
Como viuda del emperador Juan Dukas, poseía el señorío de tres importantes villas en Anatolia con una renta de tres mil besantes en oro. Sin embargo, esa renta lejana no llegaba nunca. Perseguida por su hijastro el emperador Teodoro Láscaris decide embarcarse, casi de limosna, rumbo a una Valencia recién conquistada, donde se instala. Como único equipaje llevaba un fragmento de la roca de Nicodemia de la que, según cuenta la leyenda, milagrosamente manó agua para el bautismo de Santa Bárbara.
Así pues, sus restos descansaron en la capilla de Santa Bárbara, situada en la Iglesia de San Juan del Hospital de Valencia.
Triste historia pero por lo menos conservó su vida... La habrá pasado bien en Valencia?
ResponderEliminarSaludos 🙋
Seguramente en cuanto al clima. Supongo tendría amigos porque no vino muy boyante.
EliminarMuy interesante la historia de esta emperatriz romana. Qué salvajada de "matrimonios" se hacían por intereses terrenales... (y desgraciadamente se siguen haciendo en algunos países). Abrazos
ResponderEliminarUna barbaridad. Veo en la tele la propaganda de una ONG que trabaja en contra, pero dudo mucho que realmente pueda evitar algo esta lacra.
EliminarCon lo que me gustan estas historias que parecen cuentos y esta no la conocía, me ha resultado interesante, muy bien explicada para no liarnos con nombre y lugares. Un abrazo
ResponderEliminarSuelen ser historias prácticamente desconocidas para la mayoría.
EliminarBonita historia la que nos cuentas, cruel pero con final feliz en Valencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Espero que así fuera. La historia nos narra las barbaridades que cometían entre sus mismos familiares.
Eliminar¡Que barbaridad, que lío de familias! No conocía a la emperatriz, además de tu relato he indagado algo más por la red, ya me conoces, y he leído que En los duros años de la prisión siciliana Constanza había contraído la lepra, pero al llegar a la capital del reino valenciano tuvo una visión de Santa Bárbara... pasando su palafrenero junto a la iglesia de San Juan del Hospital, el caballo indicó tercamente con la cabeza un lugar en el suelo, en el que, excavando, apareció una imagen de la propia Santa Bárbara, que fue llevada junto a ella. Constanza lavó la imagen en un barreño y después, con la misma agua, se bañó el cuerpo, que sanó milagrosamente. Así inició una intensa relación con la orden del Hospital..." ¿Será verdad? o simplemente es una leyenda?
ResponderEliminarMe has dejado de piedra. Cuanto sabes. Desde luego la Iglesia es antiquísima y pertenecía a la Orden de Malta.
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