Al igual que en otros ambientes que “no controlas” las dudas asaltan al usuario de los servicios quirúrgicos. Del mismo modo que cuando se va por primera vez a un juzgado (aunque sea de testigo) o que se solicita los servicios de un asesor fiscal para iniciar la constitución de una empresa, la sensación ante una primera experiencia en quirófano suele ser de inquietud.
Yo no dudo que la cirugía suele ser un método eficaz para el tratamiento “radical” de una patología (es decir de una enfermedad). Y aquí la expresión tratamiento radical quiere decir resolutivo, que acabe definitivamente con nuestro padecimiento. Le debe quedar claro que su estado tras la cirugía será mejor que el que tenía previamente a ella.
Cada uno le tiene miedo a lo suyo. El miedo es libre y casi siempre vive en esquinas del cerebro a las que no podemos ni asomarnos. Mucha gente coincide en tenerle miedo al quirófano, en realidad a los médicos en general, aunque me imagino que tendrá que ver también con el síndrome de la bata blanca o con el atávico miedo al dolor. Bueno, sea como sea, el miedo al quirófano es legítimo desde el punto de vista de que, en la mayoría de los casos hemos de ponernos en manos de desconocidos que nos abren por la mitad para hurgar en nuestro interior… no es falta de confianza, es el lógico miedo a lo que uno mismo no sabe hacer(se).
El miedo del de verdad no nos gusta. El miedo acelera nuestras pulsaciones, nubla nuestras ideas, aumenta la sudoración, nos impide pensar con claridad, hace que tengamos dificultades para respirar, modifica nuestros estados de ánimo y nos hace proclives a la depresión.
Indudablemente hay que reconocer que la cirugía es quizá la parte de la medicina que más haya adelantado, pero siempre existe un riesgo. He conocido de primera mano una operada de apendicitis, (habrá cirugía mas sencilla?), fallecida dos días después. O un amigo operado de hernia satisfactoriamente fallecido al ponerte en el gotero una medicación que no podía ser intravenosa. A mi propia esposa la ingresé de urgencia por un exceso de azúcar y le pusieron por equivocación un gotero de glucosa, que nos llevó a límites.
Y no es miedo a la muerte precisamente, quizá es al frío del acero de la mesa de operaciones. Y tú que opinas?...
Efectivamente tengo miedo y eso que he pasado varias veces por el quirófano, una de ellas hace exactamente 50 años cuando la cirugía estaba en mantillas, o evidentemente no era como ahora, me operaron de urgencias de estómago y apéndice a la vez, y eso que yo les dije que el dolor intenso que tenía era de estómago ya que había padecido mucho, pero ellos que era el apéndice... Hasta que una vez que me operaron de apéndice notaron algo raro en el estómago y abrieron por mi insistencia en que era dolor de estómago y encontraron una perforación...
ResponderEliminarLo mas importante es siempre un buen diagnostico
EliminarHola Marcos, he pasado varias veces por el quirófano, y no hace mucho, por tres veces, tres catetrismos, felizmente superados y aunque los adelantos en la Medicina son numerosos y espectáculares, da "yuyu", los "mecánicos" también pueden tener despistes y es otro "yuyu" añadido.
ResponderEliminarTema para reflexionar a más y mejor.
Un saludín desde Nervión, donde ayer la afición futbolera hervía...
Cateterismo, (disculpas).
EliminarPor mucho que valores la técnica que explican, no es fácil de superar.
EliminarAsusta todo lo desconocido, aunque creo que a los cirujanos tambien les puede asustar ser paciente de quirófano, las historias de la anestesia que si se pasan, que si no te sienta bien. El miedo es muy personal, a mi me da miedo ir al dentista no quiero pensar en el bisturí. Abrazos
ResponderEliminarHasta ahora, el dentista era mi mayor miedo. Me pongo tan nervioso que metabolizo la anestesia y no me duerme.
EliminarAsusta un poco. La cirugía ha avanzado mucho pero nunca se sabe lo que puede ocurrir. A veces, hay fallos.
ResponderEliminarSabes cuando entras al hospital pero no cuando vas a salir.
Un abrazo.
Ja, ja, no me has tranquilizado mucho. Bs
EliminarMi padre decía que el miedo es un montón, y cada cual coge el que quiere. Conmigo trabaja un compañero, que le tiene miedo a las batas blancas, aunque sea para ponerle una inyección, se pone muy jodido. Hombre, afortunadamente yo no he tenido que pasar por el quirófano pero creo que a esto es a lo que menos miedo hay que tenerle, ya que si se trata de una operación que te tengan que dormir, aunque la casques ya no te enteras.
ResponderEliminarSalud Marcos.
Por supuesto dormirte entero, imagina que haya un enfermero bromista y que te oigas "se nos va", se nos va"...
EliminarEs lógico que entrar en quirófano inspire temor, el temor a lo desconocido sólo superado por la certeza de que salvo por una desafortunada pequeña probabilidad, es el remedio a males mayores.
ResponderEliminarHe visto alguna de las anteriores entradas. He visto los leones del Correos. Son bonitos, en lo alto de una corta escalera y protegidos por una marquesina. Solo echo en falta que les saquen un poco de brillo. Brillantes y bruñidos da gusto verlos. Desde luego más que las silla coja de la plaza.
Saludos.
Recuerdo perfectamente que brillaban como un espejo, como tenía mi madre el tirador de la puerta, a base de limón y frote.
EliminarPues te digo Marcos. Hace ahora 6 años, entre en quirofano para que me extirparan un cáncer benigno o meningioma en la parte frontal de la cabeza, de unos 34 mm de diámetro. Justo antes de que anestesiaran, les explique un chiste a todo el equipo que me rodeaba.
ResponderEliminarChiste de médicos, o de maldiciones a médicos...
EliminarPues sí, realmente el quirófano me asusta y mucho, sobre todo si hay anestesia general que no sabes si vas a despertar o no. Creo que es uno de los miedos más universales que existe en nuestra mente.
ResponderEliminarMi marido, tiene el "síndrome de la bata blanca" yo pensé que esto era una chorrada, hasta que el enfermero nos explico después de hacer varias mediciones con la tensión arteriar de él, que tiene normal la tensión cuando está fuera del ambulatorio, pero si se la toman allí, puede subir hasta 21 y 12. Luego el miedo se puede medir, y por eso hemos comprado un tensiómetro para que se tome en cas la tensión, porque se le dispara, nada más ver una bata blanca, aunque él no sea consciente de ese miedo.
Un abrazo.
Ángeles
Yo lo he comprobado con mi nieta cuando estuvo casi un año hospitalizada. Para niños tendrían que llevar batas con dibujos y colores.
EliminarYo he pasado cinco veces y siempre digo que nunca jamás. Pero a veces no hay otro remedio. Lo cierto es que las últimas, sentí más miedo al despertar.
ResponderEliminarSalu2.
Para mí eres un héroe.
EliminarTengo más miedo a la anestesia que a la operación en si, pero después de los ejemplos que nos has puesto, como me tengan que operar de algo, no se si mandaré al galeno a paseo.
ResponderEliminarSaludos de Espíritu sin Nombre.
Queda el recurso de la novela, "El abuelo que se tiró por la ventana".
EliminarNunca me he planteado el miedo al quirófano y por suerte nunca estuve en él pero tengo varias enfermedades crónicas y degenerativas que me van anulando lentamente, algunas avanzan más de lo que quisiera. ¡Ojalá alguna de ellas tuviera la solución de pasar por el quirófano!
ResponderEliminar¡Animo y suerte! Esperamos que todo sea lo más llevadero posible y pronto estés de nuevo con nosotros para deleitarnos con tus estupendos posts.
Un cariño y fuerte abrazo.
Muchas gracias
EliminarSolo me han operado una vez y sí, sentí frío y temblé de miedo. Por suerte me durmieron enseguida y cuando desperté ya todo había pasado. Espero que te recuperes pronto y vuelvas a escribir en el blog. Te echaremos en falta. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarAlgo diré de las Fallas. Gracias
EliminarMuy bien Marcos eso de viajar mientras se pueda, es como decir muy bien eso de vivir mientras se pueda. Siempre que veo un barco como ese, se me viene a la cabeza la imagen del Titanic, da la impresión de ser un monstruo cuando en realidad es un simple garbanzo en alta mar.
ResponderEliminarSalud