El sábado pasado hice la
ruta de PATERNA que al igual de la de Moncada que ya conté, me llenó una mañana
muy agradable.
Desde la estación de Paterna
pueblo fuimos directamente al Museo de Cerámica donde vimos una colección de “socarrats”
excepcionales así como diversas piezas exclusivas de cerámica; y donde nos
explicaron las características propias
de todo el proceso de fabricación y cocido.
Al parecer Manises y Paterna
separadas por el rio Turia iniciaron, prácticamente al mismo tiempo la fabricación de cerámica, utilizando conjuntamente
la misma tierra del plano de Quart a la que añadían greda y légamo del propio
rio.
Del siglo X al XVII, Paterna
fue cuna de la cerámica medieval del mediterráneo para uso doméstico, mudéjar hispano-morisca,
fabricada primeramente por musulmanes y
luego por moriscos, calculándose llegaron a funcionar más de 80 alfareros de
manera continuada. La expulsión de los moriscos y la peste fue posiblemente la
causa de su desaparición.
Manises producía su cerámica para mayor difusión de
venta, diríamos ahora más en plan industrial, con la particularidad de unos
reflejos dorados propios, y posiblemente capto los alfareros que pudieran
quedar en Paterna.
Visitamos las Cuevas del
Batá. En conjunto unas 8 cuevas comunicadas excavadas en la tierra calcárea, y
que hasta hace muy poco estaban habitadas, como muchas otras que aún persisten
con sus moradores. Actualmente contienen gran cantidad de objetos antiguos
clasificados por actividades: labranza, forjado, hilaturas, etc. Muy curioso de
ver.
La Torre árabe la rendimos visitándola
hasta las banderas. El actual Ayuntamiento, Palacio de los Condes de Paterna,
nos fue explicado desde su fachada.
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