Marxalenes era un pequeño
pueblo en los límites de la ciudad. Medio arrasado por la riada de 1957, está
actualmente integrado como un barrio mas. En su centro se ha creado un parque con
una extensión de 80.000 metros cuadrados.
La arboleda del Parque está
organizada en paseos dedicados a cada uno de estos árboles: palmera, algarrobo,
olivo, almer, roble, fresno, olmo, carrasca, chopo, pino y sauce. En el Parque
el agua brota mansamente de la tierra; es el ullal, que alimenta la laguna.
Parte del parque está
dedicado a escuela medioambiental, respetándose las antiguas alquerías y edificaciones
industriales y vinculadas al transporte que han llegado hasta nuestros días.
Entre estas edificaciones se
encuentra la primera Estación del Ferrocarril metropolitano de finales del
siglo pasado y sus antiguas Cocheras. La conservación de las Cocheras ayuda
a preservar el patrimonio arqueológico de las
edificaciones vinculados al mundo
del transporte y a su vez permite rescatar el valor paisajístico
e histórico del lugar, aprovechando su espacio interior para albergar otro uso,
como en
este caso, una instalación museística
sobre la historia del Ferrocarril Metropolitano de la ciudad de Valencia
y su Área Metropolitana, e
incorporando una pequeña cafetería y servicios para el Parque.
Excelentes rincones y excelentes iniciativas, Marcos.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Gracias Antonio, yo mismo estoy descubriendo mi entorno.
ResponderEliminarSobre el origen del nombre de nuestro antiquísimo arrabal
ResponderEliminarUn Marjaler octogenario
En la más remota antigüedad cualquier grupo humano que se asentaba sobre un territorio para vivir y trabajar poco a poco iban dando nombres a cada fragmento mayor o menor de ese lugar que se reservaban concibiéndolo único, familiar, propio…
Esos nombres no son puestos sin más, al antojo; nada de eso, los topónimos representan y reproducen el mundo que le circunda, es una emisión lingüística, un signo lingüístico, que puede ser una palabra una frase, una oración. Los topónimos pueden ser clasificados según diferentes razonamientos, pueden corresponderse con características del nombre de lugar o de quien lo ocupa, sus características orográficas, hidrónimos – etc. Existen múltiples factores explicativos, nunca están determinados por el capricho, como ocurría con nuestro valencianisimo topónimo que se originaba como consecuencia de aquella hondonada donde se formaban las tan determinativas –terres marjalenques-.
Los estudios sobre toponimia tienen su importancia sobre todo porque
detectan un fenómeno muy frecuente en el área que nos ocupa y también en
otras áreas con algún registro lingüístico diferenciados del castellano pues
no se da la correspondencia esperada entre los usos orales y lo que se refleja
en los catastros, nomenclátor, mapas y otros documentos administrativos en
los que se intenta traducir el topónimo a la lengua oficial del Estado,
privándolo -en muchas ocasiones-del contenido significativo que tienen todos
los topónimos, desvirtuando -otras veces-su valor histórico, geográfico y
afectivo.
Recuperar y mantener pues las formas tradicionales en la toponimia valenciana, sus nombres propios, es una muestra de respeto hacia la historia
humana y cultural de las tres provincias valencianas.
TERRES MARJALENQUES. Adj. Pertenece o relativo a marjal, terreno aguanoso, aigua molls.
ResponderEliminarMARJALER-.-ERA, m y f. Gentilicio para los nacidos, moradores, y trabajadores de las tierras marjales.
MARJALENA ¡Qué topónimo tan eufónico y evocador!, probablemente tan dulcemente pronunciado por los moradores de este raval, cuando lo daban a conocer a los escribas allá por el mes de junio del año 1238, -(Llibre del Repartiment).
“F. Petri de Pina: Marchiliena, et Beniachaf ad opus XX scutiferorum qui erant in Peniscola et nom acceperunt solidatam; et pro hereditate quam eis mandavimus.VI kalendas julii(X)”.
Como queda demostrado muy prontamente aparece escrito nuestro topónimo en documentos paleográficos (Donación 428-1297y otros) Marchiliena y Marchilienam, -Llibre del Repartiment-, aparece con esas distorsionadas grafías y todo como consecuencia de que los escribas cristianos por su origen y formación tienden a latinizar las voces geográficas a su propia conciencia etimológica. A este respecto el arabista Ambrosio Huici, nos ofrece una definitiva explicación por la cual un mismo nombre aparece con grafías diferentes.-
•”Las minutas redactadas por diversos escribanos, todos ignorantes del árabe, ofrecen una variedad increíble en las trascripciones tomadas al oído del mismo nombre”. Leído detenidamente lo que nos dice este acreditado historiador, hay que suponer el gran esfuerzo y dificultades tan enormes con que se encontrarían los pobladores de este raval, cuando se veían obligados a decir el nombre propio o él de este lugar a los escribas que en aquellos momentos redactaban las expropiaciones y posteriores donaciones. Seguramente para hacerse entender con su lengua propia que recordaremos por aquél entonces era el árabe vulgar y romance valenciano y por efecto especial de la –imela-árabe, dirían despacio y deletreando Mar-ja-le-na, Mar-ja-le-na. Como asegura el arabista Ambrosio Huici los escribas que desconocían la lengua de los vencidos musulmanes valencianos, como se manifiesta dejaban corrompido el nombre como queda demostrado hasta el mimo día de hoy que por aviesas intenciones políticas aparece nuestro topónimo con el distorsionado y estrafalario neologismo Marxalenes. Los estudiosos nunca escribirán Marxalenes como nombre y ni mucho menos Marxalener como gentilicio.
Un octogenario Marjaler.
Respetado Marcos, en realidad correspondía ser éste mi primer escrito y no el tercero por cuanto que al encontrarme frente con su más que interesante blog titulado, "Como disfrutar de tu jubilación," me ha causado una grata satisfacción por su formato y valioso contenido. Con su permiso espero colgar algunos de mis modestos escritos referidos al olvidado y distorsionado Marchalenes que es como se viene escribiendo en castellano.
ResponderEliminarDisculpe el laconismo de mis palabras debidas a mi condición de octogenario.
Saludos cordiales.
Juan B. Viñals Cebriá.