JARDINES DEL REAL (JARDÍN DE VIVEROS)
Puede considerarse el jardín más emblemático de la ciudad por su historia, valor cultural, ecológico y paisajístico, extensión y diversidad botánica, es el corazón verde de la ciudad de Valencia. Además de destacar por su gran cantidad y diversidad de ejemplares arbóreos, 2.769 ejemplares y 167 especies botánicas diferentes, ha sido propuesto para su catalogación como “Conjunto Arbóreo Singular de Interés Local”.
Su trazado responde a diversos estilos de jardinería, fruto de las diferentes remodelaciones realizadas, con parterres de estilo romántico en su zona sur, zonas que imitan paisajes naturales en su parte norte, o la conocida “Rosaleda”. Contiene individuos excepcionales como la alineación de Washingtonias filiferas en el paseo de entrada.
Este parque tiene su origen en los huertos asociados a la almunia, o palacio de recreo, mandado construir por los reyes de la taifa de Valencia y ampliados posteriormente. La almunia, transformada en el Palacio Real a partir del siglo XIV, desaparece en 1810.
Os invito a simplemente a pasear conmigo, aunque debido a su extensión lo haremos en varios sábados seguidos, si os parece.
Vaya si han quedado hermosos esos huertos de antaño. Magnifica colección de imagenes.
ResponderEliminarEste jardín es bastante extenso solo contaros lo que veo me da para castigaros varias semanas. Ja, ja.
EliminarOlá Marcos,
ResponderEliminarAdorei suas imagens, um passeio lindo!!
obrigada!!
Beijos e um lindo final de semana.
Joelma
Preciosos en un par de meses, cuando luzca la primavera.
Eliminarhay tantos lugares maravillosos que aún no conozco
ResponderEliminarNo se en realidad que espero.
Asi nos pasa a todos, lo que tenemos a mano no acabamos de valorarlo.
EliminarSiempre ha sido el jardín por excelencia de Valencia. Tu reportaje y los que anuncias, son y serán una bella estampa de este lugar que es más espléndido con el paso del tiempo. Magnífico.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Marcos.
No deja de ser el jardín de los recuerdos de nuestra niñez. Y en el actual museo de Ciencias naturales, la pequeña pista de baile del antiguo restaurante Viveros, para el atardecer del domingo
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