Me he enterado un tanto tarde. Ayer estuve viendo una exposición del grupo SAKURA, en Valencia, en la sala de La Rambleta. Me apresuro a contároslo porque casi ya no hay tiempo para verla pues cierra mañana, por eso la entro hoy mismo.
Su titulo Visiones de la Naturaleza, la componen obras de tinta, acuárela sobre papel de arroz, ikebana y cerámica. Ofreciendo todo esa ambiente Zen que trasmite sosiego y magia a la vez.
El nombre Sakura, que en Japón significa la flor del cerezo, está asociado con la temporalidad y el carácter pasajero de la belleza y de la vida. También con el ciclo de transformación de la misma por lo que se asocia a la simbólica del renacer.
En esta ocasión, presentan una serie de cuadros a la aguada, a la tinta china, acuarelas, cerámicas e ikebanas (arte floral japonés). A través de esas producciones, nos invitan a mirar los elementos del paisaje, a una visión de la naturaleza que nos rodea, cada uno con su mirada diferente, algo zen, evocador de ensueños que nos trasporta a otras latitudes mas lejanas sin necesidad de movernos. Pero que no debemos olvidar de cuidar y disfrutar de una manera mas serena y contemplativa.
Nos recrean un ambiente un tanto exótico, tanto por su cromatismo en tinta china negra, básicamente, como en alguna temática evocadora.
Ikebana (生け花) es el arte japonés de hacer arreglos florales, que emergió de ofrendas tradicionales y que se convirtió en una forma de arte. La palabra ikebana literalmente quiere decir “flores vivientes”. A mediados del siglo XV, el ikebana logró tener un status de arte independiente de sus orígenes religiosos, manteniendo sus matices. El verdadero origen del ikebana es incierto, pero se piensa que cuando el budismo llegó a Japón en el siglo VII, esta religión vino con la práctica del ikebana. La ofrenda de flores en altares para honrar al Buda era parte de sus ritos. Los primeros maestros y estudiantes de este arte eran sacerdotes miembros de la nobleza, pero conforme pasó el tiempo muchas escuelas surgieron, los estilos cambiaron y el ikebanallegó a practicarse en todos los niveles de la sociedad. Sin embargo, el ikebana tiene características en común en todas las escuelas. Primero que nada, se puede utilizar cualquier tipo de material vegetal: ramas, hojas, pasto, musgo, fruta y obviamente flores. Flores marchitas, vainas de plantas y brotes también se admiten. Un arreglo de ikebana puede estar compuesto de solo uno o varios materiales. La selección de estos depende del ojo experto, y su debido arreglo requiere de cierta habilidad técnica para crear algo bello que no se puede encontrar en la naturaleza. El aspecto espiritual del ikebana es considerado de gran importancia para sus practicantes. El silencio es una obligación en la práctica del ikebana. También sirve como un momento para apreciar los objetos en la naturaleza en los que la gente normalmente no pone atención durante su vida diaria.
Uno se vuelve más paciente y tolerante a las diferencias, no sólo en la naturaleza, sino en general. El ikebana inspira a que uno identifique la belleza en todas sus expresiones. También sirve para tener un momento de contacto con la naturaleza que provee de relajamiento para la mente, cuerpo y alma.
Sumi-E, palabra japonesa que significa “tinta negra” (sumi) y pintura (e) es un forma de arte oriental que busca captar la síntesis de la naturaleza a través de imágenes de composición y trazos vitales realizados en tinta negra y con un solo pincel de caña sobre papel de arroz, y en donde la economía de recursos técnicos se encuentra al servicio de la máxima expresividad.
Sumi-E es uno de los caminos del zen japonés como lo son la ceremonia del té, la lucha de espadas, el tiro con arco y la caligrafía, del cual sumi-e es una variación. Estas disciplinas en apariencia tan distintas siguen el mismo propósito: trascender las distracciones de la mente para conectar desde lo más interno del ser con la totalidad y finalmente la liberación del talento interior, más auténtico, más integro, y más feliz que se pueda lograr con el intelecto. Se trata de una práctica meditativa. El ejercicio constante de esta disciplina es un retorno a nuestra interioridad, a nuestro corazón y a una mente pura que siempre está en contacto con los arquetipos de la naturaleza.
Me hubiera gustado mucho estar allí. Gracias por tu reseña tan interesante acompañada de esas imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo de anís.
Ya ves por la foto que era una sala pequeña, pero compartía mucha armonia y fuerza a la vez. He aprendido que hay un exceso de luz por la derecha, lo que tendré presente para nuevas visitas, que realizaré siempre por la tarde.
EliminarSe ve precioso, son artistas en la delicadeza, muy difícil de imitar. No voy a poder ir así que gracias por mostrarlo. Un abrazo
ResponderEliminarNo son profesionales, en su mayoría son solo gentes con afición a lo que hacen, aunque bien dirigidas.
EliminarMuchas gracias por ensanchar mi conocimiento y disfrutar con ello. Besicos.
ResponderEliminarIgualmente, que tengas un buen dia.
EliminarSencillo y sutil este arte japonés que nos muestras en tan bellas fotos.
ResponderEliminarSalu2.
Lo del arte floral es increible, lo que decoran con cuatro ramas.
EliminarEs precioso, y la verdad es que relaja solo verlo. Me encantan los arreglos florarles. Ah, cuánto necesitaría yo un mesecito zen...
ResponderEliminarBesos
Ese ajetreo absurdo que llevamos nos hace valorar el silencio, cada dia mas.
EliminarSegún mis informadores la muestra dura hasta este domingo, del 28 de octubre al 8 de noviembre. (Horario de 11,30 a 14,30 y de 16,30 a 20,30). Las fotos que nos muestras se ven muy bien, y es un arte un tanto delicado.
ResponderEliminarEso constaba, pero allí me dijeron que desmontaban ya el viernes tarde.
EliminarComo yo en ningún caso podré ir por vivir al otro lado "del charco", te agradezco Marcos tu explicación y tus imágenes.
ResponderEliminarLo comprendo Esteban, casi te sale igual ir a Japón.
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