MI VIAJE DE NOVIOS

Hoy es nuestro aniversario de Boda.

Ya ha llovido desde entonces, cuarenta y ocho años.

En el 68 los viajes de novios para la gente trabajadora tenían un solo nombre: Mallorca.

Pues ya sabéis donde fuimos. Un Hotel en Cala Mayor a borde de playa. Recuerdos buenos, casi todos, y digo casi todos porque tambien los tuvimos “buenísimos”, como supongo todos vosotros, y el que no los haya tenido buenos, mejor que se suicide.

Pasamos quince días maravillosos en que hubo tiempo para todo, anécdotas un monton, algunos apurillos, como una motora que alquilamos con fuera borda que se nos paró y nos íbamos a las rocas, si no llegan a venir a rescatarnos.

Alquilamos un seiscientos amarillo, descapotable, y salíamos del hotel por la mañana hasta la noche. Tengo un hermano mayor que justamente había estado dos años viviendo en Palma, y me llevé una agenda de secretillos para mayor amenidad.

“Si vais al Monasterio del Lluch os podéis encontrar ciervos cruzando la calzada, Si visitáis los Jardines de Alfabia os gastarán una broma, (te soltaban el riego por aspersión a mitad del paseo). El tren antiguo a Soller es revivir otra época. Si pasais por las Cuevas de Artá, pedir firmar el libro de visitas, (que cuando llegan autobuses lo esconden). Y no dejéis de visitar Sa Calobra, el Torrent de Pareis. Desde luego yo también lo recomiendo, vale la pena, pero …

Veréis que carretera tan divertida, el “nudo de la corbata”. Esa fue la broma de mi hermano para nosotros. Afortunadamente ya tenía cuatro años de práctica conduciendo, pero las pasé “canutas”. Que el firme no es el de ahora.

Si no habéis estado y pensáis pasar, mirar primero el vídeo adjunto no digais que no os lo advertí.

Sa Calobra está a 38 kilómetros de Sóller, situada entre Morro de sa Vaca y Morro de ses Fel·les, y bajo la sombra de Puig Major (1.445 metros de altitud), la cima más alta de Illes Balears. 

El reclamo de esta playa de arena, grava y cantos rodados, se encuentra tras el túnel peatonal que bordea los acantilados verticales y agrestes, dando acceso a la bellísima y paradisíaca desembocadura del Torrent de Pareis, fuente de inspiración de artistas y donde cada verano se realiza un concierto coral gracias a su excelente acústica.