Tener la hélice muy sucia es como si en un coche rodáramos por una carretera en muy mal estado y llena de baches. Sabemos que una obra viva muy sucia frena notablemente el desplazamiento del barco. Y lo mismo ocurre con la hélice a pesar de ser pequeña en relación con el tamaño la carena, pues aunque su superficie es mucho menor a la del casco mojado, al girar a mucha velocidad es como si multiplicara su superficie por el número de revoluciones a la que gira. La moraleja es que debemos llevarla lo más limpia y pulida posible. Y en todo caso limpia de las horribles incrustaciones y depósitos calcáreos.
Nada más sacar el barco del agua hay que proceder a su limpieza, antes de que seque y haga más dura la operación. Trabajo que no llevará mucho tiempo y para el cual emplearemos una espátula con la que atacaremos sin miedo su superficie. No se preocupe ya que es de bronce y no se trata del casco, más delicado.
Ahora le ha llegado el turno al ánodo de sacrificio situado justo en el eje de la hélice y que posiblemente esté hecho un asco. Para desmontarlo utilizaremos una llave “Allen”, operación que no suele dar problemas.
Una vez arrancados las incrustaciones por ambas caras utilizaremos una botella de “salfumán” comprada en cualquier droguería. El “salfumán” es ácido clorhídrico diluido a un 20% ó 30% y se comerá literalmente y de forma inmediata todo lo que pudiera quedar. Chorrearemos la hélice con el ácido de forma generosa, frotando con un trapo, o mejor aún un Scoth-Brite, y aclarando finalmente con agua dulce. Póngase un guante de goma pues este ácido es sumamente corrosivo.
Cuidado con la piel y sobre todo con los ojos. Póngase guantes, protéjase los ojos y tenga la manguera de agua a mano por seguridad y porque es importante aclarar el ácido apenas un minuto después de utilizarlo sobre la hélice.
¡Es alucinante ver cómo queda de limpia y suave!. Ha recuperado el precioso color del bronce como cuando era totalmente nueva!
Y ahora le llega el turno a las nuevas protecciones. Cuando la tengamos totalmente seca, podremos sacar la brocha y pintarla, primero con una capa de impregnación que hará de soporte a la pintura biocida final. Hay que dejar secar a fondo la impregnación durante varias horas (mejor un día entero) antes de aplicar la pintura de antifouling. Pero no se trata del mismo antifouling con el que pintamos el casco del barco. Se trata de un producto específico para hélices con una matriz mucho más dura al del antifouling normal pues debe resistir las altas velocidades lineales a las que se mueven las aspas de la hélice.
Si te has abandonado, seguramente el ánodo de sacrificio tendrás que sustituirlo por uno nuevo, y recuerda que debemos poner unas gotas de un producto “fija-tornillos” para evitar que este pueda aflojarse lo cual nos haría perder el ánodo. Y ¡Ojo, no debemos pintar nada el ánodo de sacrificio! Para eso está, para oxidarse y sacrificarse en favor del bronce de nuestra preciada hélice.
Jolines, qué trabajo da limpiarla ... prefiero los platos. Besetes.
ResponderEliminarCada afición lleva sus condicionantes. Como dice el refran: La sarna con gusto no pica.
EliminarJajaja, me río del comentario de Angelines, parece mucho trabajo pero es un entretenimiento que se hace con ilusión. Y ya casi está listo, falta botarlo y emprender la partida.
ResponderEliminarLo mejor es tener amigos que te paseen gratis.
Eliminarsoy de puerto de mar y he visto muchas hélices en ese estado, buena comparación con nuestras vidas , es necesario limpiar aquello que nos pesa y nos impide seguir navegando por el río de la vida / en mi caso digo ría / para llegar a ese destino impepinble que es el mar
ResponderEliminary llegué a tu blog no porque sea jubilada ;.) si no por Ester
y desde luego me quedo , un abrazo y un saludo Marcos , que tu domingo sea una hermosa travesía
Yo diría que mas que necesario es imprescindible, e igual nos pasa a los humanos. Yo procuro aislarme en soledad tres o cuatro dias al año en silencio conmigo mismo, para reencontrarme.
EliminarNo soy muy de mar Marcos, pero me adhiero a la recomendación y también al comentario comparativo con nuestras vidas hecho por MaRia.
ResponderEliminarSe nos pegan las manias y defectos como los caracolillos al casco, sin darte ni cuenta.
Eliminar¿Me voy a tener que comprar un barco? Jajajaja.
ResponderEliminarVoy de cabeza, tengo post de retraso.
Gracias por tu consejo, el más sabio de todos :)
Besos
Cuando me casé le di a elegir a mi novia, si piso o vivir en una barco fondeado. Con mucha inteligencia eligió piso.
EliminarNo entiendo de barcos y menos de hélices, pero por la foto me parece que lleva bastante trabajo. Ya nos pondrás otra limpita... Abrazos
ResponderEliminarMas de lo que parece, pero luego te dá alegría ver como queda de reluciente.. por poco tiempo, y en el Cantabrico peor.
EliminarY luego de tanto trabajo no olvidaremos el casco que necesita tambien su mantenimiento
ResponderEliminarPero vale la pena disfrutarlo es un placer
Cariños y buen domingo
La luna en el mar riela,
Eliminaren la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul