Hay palabras como “viudo” o “viuda” que designan a aquel que sobrevive a un cónyuge; o “huérfano”, a quien ha perdido tempranamente un padre. Sin embargo, no existe nominación alguna para quien ha sobrevivido a un hijo.
Algo del enorme sufrimiento que esa situación conlleva tenga, quizá, que ver con ello. Sólo en el idioma hebreo, existe una palabra “shjol”, que designa a la persona que ha perdido un hijo. La literatura acude también en nuestro auxilio; la escritora colombiana Bella Ventura describe con un término inventado por ella la condición humana de un ser que pierde a su hijo: “Alma mocha”.
Pensamos que se trata de un tema tabú, se relaciona con lo prohibido, lo sagrado. Es impensable e innombrable, lo que se relaciona con el valor mágico convocante de las palabras, es decir, que no tiene que ser nombrado evitando así que suceda lo temido.
Por otro lado, Freud al final de su trabajo “De guerra y muerte. Temas de actualidad”, sugiere modificar el viejo apotegma “Si vis pacem, para bellum” (Si quieres conservar la paz, prepárate para la guerra) por “Si vis vitam, para mortem” (Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte).
Entonces, nos preguntamos: ¿es posible prepararse para la muerte de un hijo?, ¿es posible prepararse para contradecir la ley natural según la cual un hijo entierra a su padre, pero no un padre a su hijo?.
Así como la propia muerte resulta inconcebible y es pospuesta hasta un futuro indefinido, tanto más se refuerza en el caso de la muerte de un hijo.
Particularmente lo considero lo mas desgarrador que le pueda pasar a los padres. A dios gracias no es mi caso, pero me conmueve profundamente.
Las frases usuales, “Lo siento”, “te acompaño en el sentimiento” no significan nada que te pueda aliviar.
Dicho todo esto, aunque me haya largado en demasía, solo quiero comentaros mi disconformidad, aunque humanamente lo comprenda, a que se utilice mobiliario urbano para marcar el terrible accidente que costó la vida.
En Valencia hay bastantes sitios con sus ramos añadidos, y que suelen ser renovados periódicamente.
El caso más notorio es frente a la estación del AVE, donde añaden una bicicleta pintada de blanco, entiendo causante de la tragedia.
Si puede ser un buen término para denominar a quien sufre esa terrible experiencia.
ResponderEliminarOpino como tú sobre el uso del mobiliario urbano.
Un abrazo.
A mi me vale porque es un mal de alma.
EliminarHace poco comenté sobre la muerte de un niño de 12 años y la reacción del cura que fue a acompañarlos en el duelo, la misma semana murió una niña de 6 años, ambos casos cercanos a mi, aunque no familia, pero puedo hablar de mi familia y poner ejemplos, lamentablemente no es ley de vida pero es frecuente, mas de lo que pensamos. No hay consuelo ni palabra, y si unas flores entretienen sus horas no me molestan, no son los candados en los puentes, ni los artilugios publicitarios que entorpecen el paso, ni las pintadas callejeras que afean las ciudades... Uf creo que me he excedido. Un abrazo grande
ResponderEliminarYo prefiero llevar mis duelos en mi intimidad.
EliminarEn Zaragoza antes, se veía algún ramo de flores en determinadas farolas, en la actualidad no veo ninguno, ignoro el motivo. Tampoco soy partidario de utilizar el mobiliario urbano para recordar un accidente.
ResponderEliminarImaginate que dejáramos los coches destrozados en los margenes de la carretera.
EliminarHay una película vasca "Loreak" se titula, que trata sobre la vida de tres mujeres, tres vidas alteradas por la mera presencia de las flores que cada semana una desconocida deposita en un punto de la carretera donde alguien perdió la vida. Si tienes ocasión de verla no te la pierdas. Es excelente.
ResponderEliminarGracias Jone, lo intentaré.
Eliminaren Argentina sucede lo de la bicicletas y es mas que nada para concientizar sobre los accidentes viales, además de recordarlo... la pérdida de un hijo se sabe es la peor pérdida... sin palabras posibles... saludos...
ResponderEliminarCada cual se expresa como lo siente.
EliminarSi es cierto. Siempre recuerdo a todas las madres de los caídos en combates, guerras o enfrentamientos. Debería enseñarse desde pequeños que el hecho de nacer y sobrevivir conlleva no solo grandes satisfacciones, sino grandes penas que uno nunca debe olvidar. La muerte de un hijo pone la mano en la llaga sobre la gran injusticia que la propia vida arrastra consigo.
ResponderEliminarEs el mismo robo pero en gran escala por las malditas guerras.
EliminarTengo amigas que han perdido hijos
ResponderEliminarComentan que es un dolor insoportable, algo no aceptado que se vayan antes que uno
Saludos
Hay quien no se resigna nunca.
EliminarVoy a menudo a comer a un restaurante que está en el monte. La carretera tiene bastantes curvas. En el arcén de una de ellas, hay un grueso tronco. Un ramo de flores siempre fresco. Con el tiempo, colocaron además una placa (no la he leído), luego una cruz, hasta convertir ese tronco en un altar.
ResponderEliminarEs imposible sentir lo que los deudos sienten, el apego que le tienen al lugar. Tal vez yo lo odiaría.
Salu2.
Odiarlo y no querer ni mirarlo es lo mas lógico.
EliminarCiertamente un dolor muy desolador. Sin embargo, a lo largo de la historia la gente con tales infortunios intenta tal vez de alguna forma "aliviar" su dolor; reviviendo como pueden algo de lo que se ha perdido. Si bien para muchos de nosotros no es la mejor manera, lo es para ellos; intentando quizás de alguna forma procesar su inmenso dolor.
ResponderEliminarPor experiencia propia, aunque yo no he perdido un hijo, considero que si no se tiene fe, estas perdidas pueden llegar a ser aún de un duelo mucho más difícil de llevar.
¡Oremos por todos los Padres de familia que han perdido un hijo¡
Gracias. Una reflexión muy buena para tomar en cuenta. Dios le bendiga y tenga usted un hermoso fin de semana.
Muchas gracias María. En estas circunstancias me da mucha pena lo difícil que debe ser para una persona no creyente afrontar con serenidad está situación, después de los primeros momentos de angustia. Dios escribe con renglones torcidos porque juega con ventaja, y sabe lo que es mejor en cada momento, aunque no lo entendamos. Todo es para bien.
ResponderEliminarA mi también me da mucha pena querido Marcos. Y lo que dices me suena muy cabal.
ResponderEliminar"Dios escribe con renglones torcidos" Las perdidas pueden llegar a ser también momentos para comenzar a percibir a un Dios que siempre ha estado a nuestro lado, y en ocasiones, las personas que están alrededor pueden ser la "clave" para despertar ese amor en momentos difíciles de nuestra existencia.
Un gran saludo en Jesús y María hermano!