Recuerdo con cariño y nostalgia, cuando año tras año oíamos en la radio D. Juan tenorio cada día de difuntos.
Su personaje principal, Don Juan, es un joven amoral, libertino, que va seduciendo a mujeres, da igual el número, que finalmente vive un encuentro sobrenatural desencadenando así el último momento de la obra, su salvación o condena eterna., que al final se arrepiente y consigue la salvación por medio del amor.
Pues, señor, yo desde aquí,
buscando mayor espacio
para mis hazañas, di
sobre Italia, porque allí
tiene el placer un palacio.
De la guerra y del amor
antigua y clásica tierra,
y en ella el Emperador,
con ella y con Francia en guerra,
díjeme: «¿Dónde mejor?
Donde hay soldados hay juego,
hay pendencias y amoríos».
Di, pues, sobre Italia luego,
buscando a sangre y a fuego
amores y desafíos.
En Roma, a mi apuesta fiel,
fijé entre hostil y amatorio,
en mi puerta este cartel:
Aquí está don Juan Tenorio
para quien quiera algo de él.
De aquellos días la historia
a relataros renuncio;
remítome a la memoria
que dejé allí, y de mi gloria
podéis juzgar por mi anuncio.
Las romanas caprichosas,
las costumbres licenciosas,
yo gallardo y calavera,
¿quién a cuento redujera
mis empresas amorosas?
Salí de Roma por fin
como os podéis figurar,
con un disfraz harto ruin
y a lomos de un mal rocín,
pues me quería ahorcar.
Fui al ejército de España;
mas todos paisanos míos,
soldados y en tierra extraña,
dejé pronto su compaña
tras cinco o seis desafíos.
Nápoles, rico vergel
de amor, de placer emporio,
vio en mi segundo cartel:
Aquí está don Juan Tenorio,
y no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba,
y cualquier empresa abarca
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.
Esto escribí; y en medio año
que mi presencia gozó
Nápoles, no hay lance extraño,
no hubo escándalo ni engaño
en que no me hallara yo.
Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
A esto don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió,
y lo que él aquí escribió,
mantenido está por él.
Muchas gracias por recordarlo, ya no se emite por televisión, aquellos actores y actrices que daban vida a los personajes me hacían pasar un buen rato, esta noche voy a leerme el libro, hace tiempo que no lo hago. Un abrazo
ResponderEliminarY mira que se ha parodiado la escena del sofá.
EliminarQué zorro estaba hecho el tal Tenorio.
ResponderEliminar- Jubi, zorro no, Zorrilla
Huy que lio me estás haciendo.
Antes era una obra de "obligado cumplimiento" pero ahora con la corrupción y Cataluña ya tenemos bastante.
Los de ahora tienen demasiados vivales, aún mas sinvergüenzas.
Eliminarme intriga como resuelve sus historias Don Juan... linda historia, no leí el libro y me diste ganas... saludos...
ResponderEliminarEs un siverguenza de tomo y lomo, agradable de leer, y con final feliz.
EliminarEn Sevilla se frecuentaba las representaciones tetrales, la clásica y otra en clave de buen humor, muy divertida con el gran Emilio Segura. Por dar facilidades, también estaba la TVE, con Concha Velasco y Paco Rabal...
ResponderEliminarGracias por traerme muchos recuerdos buenos y regulares, todos forman parte de mi vida.
Y de una gran mayoría de la gente sencilla como nosotros.
EliminarPersonaje que en todas las epocas los hay
ResponderEliminarGrato lo que compartes
Cariños
Hoy en día todavía los hay mas dañinos, sin dejar de llamar sin vergüenza a D.Juan.
EliminarDon Juan Tenorio, también aquí en Chile amado, odiado, endiosado, injuriado, envidiado, pero presente por los siglos en aulas y análisis.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que Zorrilla no pensaría lo popular que llegaría a ser. Confieso que no conozco ninguna otra obra del autor
ResponderEliminarTambién lo recuerdo con nostalgia.
ResponderEliminarUn abrazo.