En la actualidad he apreciado que mi sueño nocturno tiene varios altibajos. Suelo dormirme casi de inmediato sobre tres horas, y a partir de ese momento alterno entre sueños y conciencia en varias etapas, y conste que no me levanto por necesidades fisiológicas. En esos breves parones acude a mi mente cualquier cosa inesperada de las que puedan vagar por mi subconsciente.
Anoche me visitó el recuerdo de ella inesperadamente, y con ello un montón de interrogantes. ¿Dónde estará? , ¿Guardará su elegancia?, ¿a quien mirará?, y me entraron unas ganas inmediatas de averiguarlo.
“Saldré un momento” le dije a mi esposa, sabedor que ella tenía cita para arreglarse las uñas. Veinte minutos después de que saliera lo hice yo.
Tomé el autobús al centro, a que me obliga mi nuevo domicilio, hasta la primera estación de metro para con la línea uno llegar a la estación de Maritim y de allí a La Marina.
Era correcta mi información, al momento la reconocí en la lejanía, y un poco atolondrado y nervioso me fui acercado a ella muy despacio. Estaba allí orgullosa, con la mirada altiva y fija en el horizonte marino. Hizo como que no me veía, que no la importaba nada y lo entendí a la perfección, al fin y al cabo mi voto no fue para ella, y ella lo sabe.
Quizá inmóvil hasta la eternidad, luciendo con gran elegancia su pamela junto a la Escuela de Empresarios.
Siempre he adorado las pamelas.
Estaba creído que la escultura donada por Manolo Valdés a la ciudad brillaría más en una fuente, pero regreso tranquilo, luce expuesta con dignidad sobre confortable tarima de madera.
Original manera de llevarnos hasta ella, está realmente elegante y es que las pamelas tiene un toque que las distingue de otros tocados. Un aplauso por to originalidad y suspense y un abrazo
ResponderEliminarLas locuras del subconsciente. Abrazucos (Te he copiado).
EliminarSin duda la encontraste elegante como tu recuerdo, esperando tu visita. Muy linda tu narración con que nos llevaste a ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pamela y mar, me llenan.
EliminarOriginalidad no te falta...
ResponderEliminarUn abrazo
Tambien sueño otras cosas que no cuento.
EliminarMe ha encantado tu publicación, pero aún he disfrutado más, haciendo el recorrido que has comentado, por lo que ahora se aproximadamente por donde vives y cuando sople una ligera brisa de oriente el olor al salitre marino lo podrás disfrutar desde tu nueva casa.
ResponderEliminarSin duda.
EliminarBello relato.
ResponderEliminarLas oamelas son muy lindas.
Un abrazo
No es por nada, pero a mi esposa le sientan, que me pone.
EliminarPerdona. Quise decir las pamelas.
ResponderEliminar