Mi madrina de pila tenía una pastelería, lo que me indujo a pensar que todas las madrinas de bautismo tenían una. Mi madre quedó huérfana de padre a los cuatro años, por lo que entró a trabajar a los diez en “Dulces Folgado”, esquina de Játiva con Pelayo. Eso hizo que mi madrina fuera casi una segunda madre para ella, y los vínculos de sincero afecto muy fuertes.
Bueno pues mi madrina tenía un coche. No puedo, asegurar la marca, solo recuerdo que era azul intenso, y tapizado de piel roja, con una defensas plateadas que cegaban. También recuerdo que había que ponerlo en marcha dándole a una manivela bajo el motor. Era de procedencia inglesa pues llevaba el volante a la derecha.
Las pocas veces que fui delante de copiloto con “Cesar” su chofer, hasta el chalet de mi madrina el El Realon, me creía capital general, aunque no creo sobrepasáramos nunca los 50 km/h.
Vengo a contarlo, porque en el Museo de la Beneficencia hay ahora una exposición llamada: “15.000 valencianos en pos de un sueño”, que trata de los emigrantes valencianos a EE.UU.
Entre 1906 y 1920, cerca de 15.000 valencianos, sobre todo de la Marina y la Safor, pero también de las comarcas vecinas, emigraron a Canadá y Estados Unidos. Huían de la miseria y buscaban allí el pan y el futuro que no tenían en su tierra. Muchos se quedaron para siempre, pero la mayoría tuvieron que volver cuando las crisis de 1921 y 1929 los dejaron sin trabajo.
La exposición aborda este fenómeno social, cuya singularidad deriva de la enorme distancia entre el país de origen y el país receptor, a través de fotografías, carteles y piezas emblemáticas como un robot de la cadena de montaje de Ford o varias armas adquiridas por los valencianos en Estados Unidos.
Bueno pues entre varias cosas que se exponen, me encuentro con un coche Ford, (similar al de mi madrina) que ha alegrado mis recuerdos, y que comparto con afecto de amigo.
Tu madrina tenía suerte, muy pocos tenían esos coches y tu de haberte subido a uno de ellos, pero yo creía que eran mas antiguos. Un abrazo
ResponderEliminarUna chulada.YO, también pensé que eran más antiguos.
ResponderEliminarBss
Emociona, sí. Ignoraba lo de La Marina y La Safor como tierra de emigrantes transoceánicos, veo que es otro nexo con esta tierra y me agrada. La mayoría de los levantinos, como mi padre mismo, emigraron a Francia.
ResponderEliminarPor cierto, buen negoçi el de pastelería, al menos de antaño.
Preciosos recuerdos nos dejas de aquellos años en que la emigración fue el pan nuestro de cada día, yo tengo recuerdos de la niñez junto a mi padre, tenía un Ford T, un camión precioso para la época y además muy duro, era en parte un todoterreno pues se metía por caminos increíbles, a veces me sentaba encima de él y me dejaba conducir el volante, el niño más feliz del mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
En estor recuerdos me estopy refiriendo a los años cincuenta y..., El coche de la foto me recuerda los coches de Eliot Nes 1920/30, El de mi madrina no era exactamente igual, quizá sería de los cuarenta, pero no puedo precisar. Aunque yo recuerdo haber visto coches a gasogeno, con chimenea.
ResponderEliminarSiempre me han gustado los coches antiguos y he procurado preguntar al propietario o conductor sobre pequeños detalles, recambios, llantas de madera, ITV, viajes por carretera y/o autovía...
ResponderEliminarEn cierta ocasión en lugar de entrar a una ceremonia nupcial, de la que era invitado, me entretuve preguntando al propietario sobre un Rolls-Royce que utilizaban los novios y me dio toda serie de detalles.
Las fotos muy chulas.