Los primeros leones para decorar la entrada al Congreso de los Diputados, en Madrid, fueron encargados al escultor aragonés Ponzano, pero éste los hizo de yeso y pintados de bronce por lo que se estropearon rápidamente al año de colocados. La opinión pública en la prensa obligó a retirarlos por su aspecto deplorable.
Tras un segundo encargo a Ponzano, que pedía mucho dinero, el proyecto llegó a Bellver, nacido en Ávila pero procedente de una reconocida familia de escultores valencianos. El artista esculpió los dos leones en mármol, con una de las patas colocada sobre una bola y la cabeza girada hacia la derecha o la izquierda, dependiendo de dónde fueran a ser colocados en la escalinata del Congreso „cabe destacar que en ese punto el proyecto primigenio había cambiado, porque estaba previsto que junto a los escalones se instalaran farolas.
Todo parece indicar que los leones llegaron a presidir la entrada al Congreso de los Diputados, aunque no daban miedo a nadie. Las crónicas hablan de que parecían «perros rabiosos» más que leones, quizá sea culpa de los ojos redondeados, así que de nuevo tanto la prensa como los madrileños hicieron fuerza y los dos felinos abandonaron su ubicación en la capital y viajaron a Valencia, y aunque muchos valencianos lo desconozcan, los tenemos desde el siglo XIX en los jardines de Monforte.
La idea que tenían en el Congreso de los Diputados era que los leones representaran ciertas cualidades: elegancia, fortaleza, fiereza... Tenían que imponer, algo que no hacían los de Bellver. El modelo elegido, los que se conocen comúnmente en Madrid como Daoíz y Velarde, se fabricó con cañones provenientes de la batalla de Wad-Ras, donde el ejército español consiguió una gran victoria en marzo de 1860. Las armas se fundieron en la Maestranza de Sevilla y llegaron al Congreso en 1866. Esos, finalmente, sí fueron aprobados por la exigente opinión pública madrileña y presiden desde hace más de 150 años el Congreso de los Diputados.
Apenas un año después vio la luz en Londres un proyecto que llevaba muchos años en desarrollo. El escultor británico sir Edwin Lanseer instaló en la plaza de Trafalgar cuatro leones de bronce, que según dice la tradición se esculpieron con metal procedente de cañones franceses o incluso españoles „la plaza en la que están rememora la derrota franco-española de 1805. Él fue la segunda opción, pues Londres rechazó antes unos realizados en piedra por Thomas Milnes.
En el segundo jardín intimísimo al lado del palacete de entrada, de Monforte, se encuentra una portada neoclásica formada por dos jambas sin dintel, rematadas por jarrones, a cuyos lados se situan los dos leones que no quisieron los madrileños.
Varias fuentes.
Varias fuentes.
No parecieron lo suficientemente grandes y fieros y acabaron custodiando el huerto, hoy jardines de Monforte, una delicia de jardín, lleno de flores y delicadas esculturas.
ResponderEliminarUn acierto traer aquí la historia de estos felinos que no parecen dar miedo.
Saludos.
Tengo alguna foto de hijos míos pequeños cabalgándoles el lomo.
EliminarEn este intercambio de comentarios vinculantes, te cuento estimado Marcos que en Santiago de Chile a la antigua avenida Los Leones, adornada en su entrada con dos ejemplares parecidos a los que muestras, le pusieron hace años el nombre del héroe uruguayo José Artigas. Sin embargo la gente no se acostumbró al cambio y hasta hoy, décadas después, sigue llamándola avenida Los Leones.
ResponderEliminarAquí con la llegada de la democracia cambiaron muchas calles en los pueblos, pero el personal sigue llamandolas por su antiguo nombre, y en muchos casos han cambiado los letreros incluyendo, antigua calle de tal..., como se la conocía antes.
EliminarPues los leones han encontrado un lugar estupendo, en una bonita ciudad. Un abrazo
ResponderEliminarJubilados en un bello entorno.
EliminarTe faltan los leones del puente de Piedra en Zaragoza, ya que Zaragoza es lugar de leones.
ResponderEliminarRealmente impactantes. Como lo haces para incluir enlaces.
EliminarCuriosa historia, gracias.
ResponderEliminarYo mismo no lo sabía. Bss
EliminarGracias por compartir la historia de estos leones tan famosos. No la conocía, no tenía ni idea de todo esto.
ResponderEliminarPero me sorprendió mucho esa primera obra en yeso??? En exterior un yeso!! Así pasó lo que pasó.
Me encantó saber el resto, Marcos.
Gracias por compartir!!!! Muy interesante.
Un beso, amigo.
Se ve que le dieron un presupuesto mínimo, al pobre hombre.
EliminarMuy buena información sobre esos leones.
ResponderEliminarSalud Marcos.
Los estuve acariciando, y totalmente mansos.
EliminarTe voy a llevar de guía mío cuando vaya a Valencia, vamos, qué cosas nos cuentas.
ResponderEliminarYa te lo he dicho alguna vez, si supiéramos la historia de todo lo que vemos, lo admiraríamos de otra manera. Sin saber, uno simplemente pasa al lado de los leones y dice "qué monos" o ni los mira. Y así , nos fijaremos más.
Besos y gracias
Mira que idea me has dado, alquilarme por horas como los carruajes.
EliminarNo sabía lo de los leones, gracias por tu información. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarEn ello estamos Maruja, felíz también para tí.
Eliminar¡No teníamos ni idea de que los leones del congreso eran los terceros! Qué historia tan curiosa... Y que bien que los segundos los disfrutéis en tu ciudad.
ResponderEliminarMuchos besos de las dos
J&Y
Los mios parecen leones mansos de circo.
EliminarFinalmente hubo leones para varios lugares, todos quedaron satisfechos y los leones felices.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal como lo cuentas es el final de un cuento.
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