Ya sabéis que intento al menos no sacar temas que nos asusten o nos enfaden, buscando la parte positiva, pero no podemos huir de la realidad. Somos conscientes que el tan prometido estado de bienestar, es una utopía para ingenuos, y las nuevas generaciones de jubilados han de intentar preparase lo mejor posible para su inmediato futuro.
Siempre hemos entendido que
el futuro de las pensiones públicas es el segundo problema más urgente e
importante del país, y que solo tiene solución si se resuelve el primero: la
falta de empleo y de suficiente calidad. El propio presidente del Gobierno en
funciones advirtió antes de las elecciones que uno de los grandes asuntos en
los que todas las fuerzas políticas deben poner todo su empeño y empatía
negociadora es en preservar el sistema de pensiones de reparto, que tiene ahora
un abultado déficit y que lo tendrá más en el futuro si no se toma decisión
alguna ante las variables que lentamente horadan la fortaleza financiera de la
Seguridad Social.
Básicamente, tiene una dificultad presente y una preocupante amenaza futura.
Con esta estructura productiva, el Estado de bienestar es poco sostenible, pues
la ocupación existente no posee capacidad para financiar todo el gasto que
generan los derechos subjetivos que los españoles tienen garantizados en las
leyes en forma de prestaciones dinerarias, sean de retiro por vejez, de
protección a la enfermedad o de seguro de paro. Y a ello se debe sumar la
afilada espada de Damocles del envejecimiento demográfico y el endemoniado
efecto sustitución que se produce en la entrada al mercado laboral y en la del
sistema de jubilación.
Hoy en España hay solo 1,8 cotizantes por cada pensión pública, una ratio de
cobertura en absoluto suficiente como para abonar las pensiones, como demuestra
el recurrente déficit de explotación que genera la Tesorería de la Seguridad
Social con estos números, y que deben ser sufragados con los ahorros del fondo
de reserva, bastante mermado en los últimos años. Pero si extendemos a todo el
universo de protección el ejercicio, al sistema de cobertura por desempleo,
detectamos que la tasa de cobertura socioeconómica es de solo 1,48: un
cotizante y medio por cada perceptor, o lo que es lo mismo, que por cada dos
pasivos que cobran, solo hay tres activos que pagan.
Esta relación de dependencia solo puede quebrarse si de forma acelerada se
incrementa el número de activos con contribución o se reduce el número de
pasivos con prestación. Como esta última opción solo es posible entre el
colectivo de desempleados, puesto que la implacable marcha del envejecimiento y
la elevada esperanza de vida concentrarán cohortes cada vez más numerosas más
allá de los 67 años, hay que volcar los esfuerzos en elevar la contribución. En
número y en cuantías. Y para ello se precisa la combinación complicada de
generar mucho más empleo, y mucho más productivo para que pueda disponer de
bases de cotización más altas. La lentísima reducción de bases medias de
cotización provocada por la devaluación interna que ha recompuesto la economía
del país debe ser corregida con un modelo productivo volcado en el
conocimiento, la tecnología y las manufacturas, el único que puede hacer frente
a las nuevas tendencias comerciales globales y que resiste con solvencia los
golpes bajos de las crisis. Y deben analizarse muy bien qué pasos se dan con la
normativa laboral para no destruir lo que ha funcionado en los últimos años,
aunque pueda ser corregido.
Pero como el agujero venidero de las finanzas de los sistemas de protección
parece poco asumible en tan poco tiempo, como la parte de los pagos de la
cuenta crece más rápida que la de los ingresos, serán necesarios ajustes
adicionales inmediatos, que se resumen en algo tan simple como pagar más para
cobrar menos. El cepo del factor de sostenibilidad financiera introducido en la
reforma de las pensiones, y que entra en vigor en 2019, es una ley de hierro
que mantendrá firme el gasto, pero no resolverá los problemas de futuro, puesto
que reducirá las prestaciones de forma drástica sin cubrir las expectativas del
retiro de los contribuyentes.
Por ello, el debate político debe comenzar a estudiar los números y buscar
soluciones creíbles y asumibles por la ciudadanía. Debe garantizarse el sistema
público de reparto, con las correcciones precisas, y debe dejársele claro a la
gente hasta qué nivel de protección alcanza para que quien busque más, se lo
provea en los mecanismos complementarios. Cualquier duda sobre la
sostenibilidad del sistema de pensiones paraliza el consumo y la inversión de
determinadas cohortes de ciudadanos, y solo un modelo que despeje tales dudas
refuerza la confianza y las expectativas de la gente.
FTE. CINCO DIAS
Ya hace tiempo que se ve venir. Yo creo que en el futuro va a ser muy difícil pagar pensiones. Lo explicas muy bien. De todos modos, la gente cobra ya poquísimo, apenas pueden llegar a final de mes, si tienen que pagar más seguridad social, no sé yo, y los empresarios no pueden más, los pequeños digo. Está todo muy mal. No soy nada positiva a este respecto ni sobre el futuro de este sistema. Ojalá me equivoque.
ResponderEliminarBesos
Mal que me pese habrá que claudicar a los planes de pensiones u otras soluciones para capitalizar. El problema es que mayoría, hoy por hoy, no pueden ahorrar.
EliminarLos nubarrones son muy negros !!
ResponderEliminarSin duda viene tormenta.
EliminarResumiendo que antes o después a pasar hambre.
ResponderEliminarMas bien antes, que el tiempo vuela jubi.
Eliminarestoy tan perdida con la politica de USA que no puedo ni siquiera opinar en tu entrada
ResponderEliminarLo desconozco totalmente, pero comparando la seguridad social, con los cuidados médicos nos podemos dar con un canto en los dientes.
EliminarTe leo, estimado Marcos, y compruebo una vez más la universalidad del ¿problema? jubilados.
ResponderEliminarAquí en Chile el sistema es distinto, por cierto con ventajas y carencias,pero no hay día en que no esté comprometido con anuncios de cambios, quién sabe si para mejor.
Mas de lo mismo sin duda esteban. Aquí se les llena la boca de mejoras, pero cada vez peor.
EliminarDe todas formas en este país no existen personas con la suficiente capacidad e inteligencia para solucionar el problema, actual y futuro. Y los políticos solo piensan en su propio bienestar presente y futuro, y prometer a la ciudadanía promesas que no cumplen.
ResponderEliminarUn saludo.
Parece aquello de "El que vale, vale, y el que no para político.
EliminarEs todo un tema, que no se le ve solucion facil
ResponderEliminarPor aca por el momento tirando pero.....nunca se sabe
Saludos y buena semana
La esperanza nunca se pierde, algo tendrán que hacer antes de una hecatombe social.
EliminarNi me imagino lo que nos espera a los futuros jubilados...
ResponderEliminarAbrazo, Marcos
No te amargues, el problema es que por nuestra parte poco podemos hacer.
EliminarMenudo futuro nos espera... Y nuestra pasividad tiene parte de la culpa.
ResponderEliminarBesos, Marcos.
Piensa que alguna vez dejarán de robar y despilfarrar.
Eliminar