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Con independencia de credos,
es una virtud humana innata al hombre desde su nacimiento.
Nuestra misma presencia en
la actualidad es fruto de la fortaleza, de la reciedumbre de nuestros
antepasados que soportaron penalidades que, comparadas con las de hoy, ni nos podemos imaginar.
Os cuento esto, pero en
realidad es una reflexión particular que me hago a mi mismo en voz alta.
Después de 9 meses de
jubilado he de mirar atrás y ver como lo estoy llevando y en que debo
rectificar. El estar toda una vida
teniendo que madrugar por obligación, no debo cambiarlo a holgar sin horarios
quedándome ocioso en la cama. La continuidad como persona me permite ciertas
tolerancias, pero no por ello debo abandonarme; ahí entra la reciedumbre.
No puedo abandonarme en el
aseo, dejando de afeitarme diariamente por ejemplo. Debo tener un horario
preciso y ponerlo en práctica, si bien me conceda a mi mismo una tolerancia
circunstancial. Debo mantenerme en forma física y mentalmente, por eso debo
tener compromisos diarios.
Puedo y debo volcarme en mi
familia, pero ahora que tengo tiempo he de pensar en los amigos que nos necesiten,
en atender o visitar a aquel que la salud le falte, y que necesite reírse con
nosotros.
Que seamos pacientes y no
estemos quejándonos todo el día de todo, del calor, del frio, de la lluvia, de
los compromisos etc. (eso nos fama de “viejos gruñones”).
Que no estemos todo el día
haciendo algo, pero no hagamos lo que debamos hacer.
Es un clásico que quieras
hacer tantas cosas que no acabes ninguna bien. No os ha pasado que empezáis a
quitar la taza del desayuno, porque quieres dejar la mesa libre para ver los
pagos y facturas, y en cuanto la llevas
a la cocina, te das cuenta que la cafetera esta falta de agua y empiezas a
reponerla, entonces ves que en el office están plegadas las toallas y los
calcetines, te llevas las toallas al armario del baño, por el camino conectas
el ordenador porque has de ver una cosa, vuelves al baño y entonces recuerdas
que las gafas están en la mesilla de noche, las coges, y entonces recuerdas que
has de llamar a tu hijo lo que aprovechas desde el dormitorio, quedas con él
para dentro de 15 minutos y te bajas al garaje …
No has dejado de hacer cosas,
pero no has terminado ninguna. Ni has quitado la mesa de desayunos, ni repasado
las cuentas, ni has acabado con la cafetera, te has dejado los calcetines en el
office y además te has marchado sin ver ni desconectar el ordenador. Lo cuento
de forma exagerada pero algo así puede pasar si no pones orden y concierto.
Yo por lo menos, me pongo a
“enmendalla”.
Veo que empiezas a padecer de SADAE (Síndrome de Atención Deficiente Activado por la Edad), ¿que no sabes que es eso?
ResponderEliminarTe sugiero que leas la información en este prospecto
Saludos
Ja, ja, ja. Pues sí así empiezo. Muy bueno tú artículo. Al menos ya sé como se llama (SADAE).
EliminarRecuerdo mis primeros momentos frente a la jubilacion, que realmente no esperaba, pensaba trabajar algunos años más, pero, bueno habia llegado a los 60 y ya, afuera!!! ja ja.
ResponderEliminarAsi que como ahora tenia tiempo me dedique a mi cadera derrcha e inicie el proceso para operarme que me llevo 8 meses, luego bueno un añito sabático y luego comence a realizar tareas postergadas, por los años, el trabajo , las obligaciones etc.
Y comence mis realizaciones como artesana en especial en repujado en metal, realizando exposiciones y talleres.
Y de ahi siempre ocupada en algo.
Realmene me place luego de 40 años de trabajo, en diferentes áreas, tener el tiempo para mi.
Especialmente dedicado a mis nietas y nietos.
Jamás me deje estar, la salud fisica y mental creo que tambien tiene que ver con nuestra higiene y tareas para nosotros y en especial para los demas, sabernos dar es importantisimo.
Cariños y , que junto a tus seres queridos disfrutes esta nueva etapa.
Muchas gracias, en ello estoy
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