(Especialmente se lo dedico a Ester, quien me dio la idea de compartirlo con todos vosotros).
Atardece en el campamento de Alfonso I de Aragón. Es el séptimo día de asedio a la ciudadela y el movimiento de caballerías y soldadesca es incesante al tiempo que la cantidad de fogatas que van prendiendo se ha multiplicado notablemente con la llegada de más tropas. Con más de cincuenta años y tras una exitosa conquista de Zaragoza, el rey ha emprendido una arriesgada incursión contra los reinos almorávides a la cabeza de un implacable ejercito, intentando crear un principado cristiano en el corazón del al-Andalus; y, tras adentrarse en el territorio valenciano hasta Benicadell, pasa a saquear el sur de Córdoba, recorre el fértil valle del Guadalquivir robando ganados y aldeas, matando y cautivando hombres, mujeres y niños sin piedad, lo que le ha valido el sobrenombre del “Batallador”, quien ha aprovechado la traición de los propios mozárabes que, en muchos casos, les abrían las puertas de las ciudades con promesas de privilegios económicos y militares.
Una oscura figura parece fundirse con las almenas del adarve de la muralla exterior de la fortaleza. Nadie habría reconocido al mismo Emir Ahmed hu Akbar quien, inamovible, tiene la mirada fija en el campamento enemigo. Al momento, pensó en todas las vidas que estaban en sus manos y su recuerdo voló hasta su amada Zulema, su preferida, la de los ojos azabache y la noche profunda, la de la piel de seda y miel…Y en sus mujeres y en sus seis hijos; un escalofrío recorrió la espalda del guerrero.
Apenas unos jirones de nube enturbiaban el cielo de aquella gélida noche, parecía una lucha constante que,"hora perdía, hora ganaba", la resplandeciente luna llena del mes de Rabí.
«Quizá un mal presagio», pensaba Abu Ayan el al-kabir mientra ascendía con paso apresurado, dejando atrás el arrabal por las tortuosas calles de la medina, de camino a los aposentos de la fortaleza de Ahmed hu Akbar. Casi pisándole los talones, el al-wazir de la ciudad, gobernador y ministro principal, Muhamad Abdalá corría más que andaba a su lado en pugna por no quedarse atrás. Iba precediéndoles un criado con un farol de aceite que con su exigua luz, mas engañaba que alumbraba los desniveles del camino.
Ya habían dejado atrás la mezquita, el zoco y la alcaicería en la zona noble de la medina. El mutismo de ambos, otras veces tan locuaces, evidenciaba su preocupación. Era ya la hora propia de la oración del ishá, y aun conocedores de la excepcionalidad del momento, no comprendían que el gran juez y el gobernador de la Medina fueran llamados con tanta urgencia ante su señor y en hora tan extrema.
CONTINUA MAÑANA
Por aquí andaremos para seguir con la interesante historia.
ResponderEliminarYa se puede acceder al blog...
Un abrazo, feliz día
Gracias Verónica, ahora me paso.
EliminarMuchas gracias por mencionarme, pero las gracias mas enormes son por esta entrada, merecía la pena el resultado es magnífico, la historia aprendida a tragos entra mejor y conocer lo pasado ayuda a no creerse los cuentos del presente. Seguiremos atentos y un apunte “hora perdía, hora ganaba” queda mejor si guardamos las h. Un aplauso y un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu apunte, ya no soy el que era, aunque algo quede. Particularmente a mi me gusta leerlo de un tirón. A veces me pasa empezar algo interesante y no levantar la vista en tres horas.
ResponderEliminarAl leerlo me ha sorprendido, los aféresis son útiles, y he pensado que no te habías dado cuenta, pero somos libres de escribir como nos guste. La historia no pierde un ápice de interés por una h de más. Otro abrazo
ResponderEliminar¡Qué intriga, que emoción! Y eso que creo saber el resultado de la contienda, pero esto se parece a un serial por capítulos donde, se intuye de antemano quien es el asesino, aunque en ocasiones no siempre gana el cristiano.
ResponderEliminarPor cierto y esto va para Ester, la fonología aféresis no la había oído en mi vida, se nota que soy un inculto.
Emilio creo que es ironía pero por si acaso, uno de los ejemplos mas visuales de aféresis es: norabuena por enhorabuena, por eso le he comentado a Marcos que donde pone “hora perdía, hora ganaba”, quedaría mas visual: ora perdía, ora ganaba.
EliminarMarcos disculpa por colarme.
La solución, el viernes...
ResponderEliminarEs una historia muy interesante,
ResponderEliminarUn abrazo,
Leyendote....
ResponderEliminarQué bueno publicado así por partes. Voy por los siguientes....
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